18/04/2024 La Nación - Nota - Política - Pag. 9

Un artículo clave de la reforma laboral enfureció a la CGT y desató una pelea entre Milei y la UCR
Matías Moreno
El capítulo de “aportes solidarios” hizo estallar a los gremios, que temen por su recaudación; el Gobierno intentará retirarlo, pero los radicales presionan

El Gobierno y la oposición cooperativa se conjuran para buscar un acuerdo y lograr la aprobación de la nueva versión de la “Ley de bases”, con el fin de evitar el drama vivido por el oficialismo en febrero y dar una señal a los mercados y posibles inversores en el exterior sobre la sustentabilidad jurídica y política del programa de Javier Milei. Sin embargo, la Casa Rosada aún no logra atar los cabos sueltos de la negociación ni despegar las dudas de los bloques dialoguistas en el Congreso que tienen la llave, junto a los gobernadores, para lograr la sanción de las reformas del Presidente.
Uno de los obstáculos que empantanan el trámite es la decisión de los jefes parlamentarios de incluir en el proyecto de reforma laboral la eliminación de la obligatoriedad de las “contribuciones solidarias” –una de las principales fuentes de recursos de los gremios–, que surgen de los convenios colectivos de trabajo.
La inserción en la iniciativa del capítulo que ataca el financiamiento de los sindicatos puso en pie de guerra a los jefes de la CGT, quienes habían aceptado concurrir la semana pasada a una reunión en la Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro del Interior, Guillermo Francos, en un gesto orientado a reencauzar el diálogo con el Gobierno y sellar una frágil tregua. A lo largo de la conversación, Santiago Caputo, el estratega político y comunicacional del Presidente, dejó muy en claro que Milei estaba dispuesto a firmar un armisticio. Caputo, el custodio de la identidad libertaria, se mostró comprensivo y pragmático ante Hugo Moyano y los “gordos”.
Es más: sugirió que el Gobierno cometió un error al haber incluido modificaciones en los aportes solidarios en el decreto 70/2023, un fragmento que fue frenado por fallos judiciales del fuero laboral, sin haber consensuado previamente con los sindicatos esa modificación sensible a la normativa.
En un giro conciliador, debido a la urgencia por garantizarse un éxito legislativo y reducir el nivel de conflictividad social –avanzaron también para frenar los aumentos en prepagas–, Caputo y el resto de los colaboradores de Milei abrieron la puerta a consensuar con la CGT la reforma. De hecho, les adelantaron a los popes de la central obrera que habían definido darle a la UCR un rol clave: que sea el rostro de la presentación de la modernización laboral. ¿Un gesto para darles centralidad a los radicales o una trampa encubierta para que paguen el costo político? “Milei tiene un poco de picardía y es hábil para comunicar”, concede un dirigente relevante de la UCR.
La cúpula sindical estaba al tanto del proyecto que preparaban los senadores de la bancada de la UCR, a cargo del correntino Eduardo Vischi. Ese texto planteaba tres ejes centrales: un fondo de cese laboral a cambio de las indemnizaciones; la modificación de las multas de la ley 24.013, y la ampliación del período de prueba. El borrador de la iniciativa pensada por los senadores radicales circuló entre los altos mandos de la CGT y cosechó adhesiones. Esa versión era digerible, ya que no tocaba el financiamiento de los sindicatos. Incluso los jerarcas gremiales aventuraban que podría tener el aval del PJ.
El miércoles último, la plana mayor de la CGT se retiró de la Casa Rosada con una sensación de alivio, pese a la desconfianza que impera en el vínculo con los libertarios. Estaban convencidos de que el Gobierno no avanzaría contra las cajas sindicales y que tomaría el proyecto de los senadores del radicalismo. No obstante, menos de 24 horas después de la cumbre con Posse, Francos y Caputo, una rama interna de la UCR movió sus fichas y presionó para correr por derecha a Milei.
Fueron Rodrigo de Loredo, conductor del bloque, y otros quince diputados de la UCR quienes empujaron para incluir el artículo sobre la eliminación de los “aportes solidarios” en el proyecto unificado de la UCR que presentaron el jueves pasado a la Casa Rosada.
En las últimas reuniones, cuando retomaron el diálogo con el Congreso para reflotar la “Ley de bases” y el pacto fiscal, Francos y Posse les habían dicho a los radicales que preferían que la iniciativa no se inmiscuyera en el tema de los recursos sindicales porque el Gobierno estaba tratando de acercarse a la CGT para recomponer el vínculo.
Los representantes de la UCR durante la reunión de marzo en la Casa Rosada optaron por no atender el pedido y sumaron el tema de los aportes solidarios.
El jueves, los gremialistas se enteraron a través de los medios de que el proyecto que la UCR ponía sobre la mesa contemplaba la eliminación de los aportes “obligatorios”. Lo sintieron como una estocada por la espalda. Y esa fue una de las razones que los empujaron a convocar al paro del 9 de mayo.
En rigor, la UCR llegó al encuentro del jueves con Posse con un texto aggiornado, que aglutinaba los puntos primordiales de la iniciativa impulsada por Vischi y las propuestas del bloque de De Loredo. En la Cámara baja se impuso la postura más belicosa de los diputados, quienes forzaron a revisar la versión del Senado.
Si bien el texto final de la UCR retoma la base de las medidas que incluyó Milei en el DNU, los diputados radicales apostaron por una redacción más osada que sus correligionarios en el Senado. Y acordaron incorporar la “eliminación” de la contribución obligatoria –los aportes “solidarios”– . “La UCR propone que la cuota sea voluntaria”, aclaran desde el Senado. Vischi se había inclinado por no incluir el tema del aporte solidario para que el proyecto tuviera más chances de ser aprobado.
El megadecreto de Milei, que ideó Federico Sturzenegger, establece que el empleador no está obligado a cobrar retenciones sobre el salario del trabajador de cuotas, aportes o contribuciones por ser afiliados a asociaciones sindicales, a menos que exista un consentimiento del empleado.
En el gabinete de Milei admiten que la idea es retirar la cuota sindical del capítulo laboral, aunque no descartan poner un tope a las contribuciones. Saben que tienen tiempo para intentar desactivar el paro con un acuerdo in extremis y se muestran comprensivos ante la reacción sindical. En rigor, los negociadores del Gobierno creen que el artículo engorroso para los gremios podría caerse por falta de consenso durante el debate en el plenario de comisiones.
Anoche, en medio de la pulseada, Milei usó su cuenta de la red “X” para arremeter contra los detractores de la reforma. Al compartir datos sobre el récord de trabajadores no registrados (43,5%), el Presidente afirmó: “Pero después uno intenta modernizar la legislación laboral y se ponen como locos... La disonancia cognitiva que generó el lavado de cerebro en la educación pública es tremendo”, sostuvo.
La cruzada de los “halcones” radicales esconde una jugada oculta. Buscan dar un golpe de efecto y apelar al “principio de revelación”, un latiguillo académico de Milei, durante el debate en comisión.
A sabiendas de que el Gobierno prefiere excluir el artículo de los “aportes solidarios” para no complicar la sanción de la reforma ni escalar el conflicto con la CGT, De Loredo y los referentes radicales en Diputados decidieron redoblar la apuesta y desafiar al Gobierno.
“No vamos a ser los radicales quienes saquemos el tema de los aportes solidarios del proyecto.
Hay que ir a fondo, no hay nada más ‘casta’ que los sindicalistas. Que lo retire el oficialismo en comisión y se hagan cargo de firmar el dictamen junto con el kirchnerismo.
Veamos de qué lado está cada uno”, advierten en la cúpula del bloque de la UCR. Se trata de una movida para dejar en evidencia que Milei no se anima a ir contra la “casta” como pregona en las redes.
¿Hasta qué punto están dispuestos a tensar para incluir el artículo sobre los aportes? ¿Qué harán si peligra la reforma laboral? El alcance de la reforma laboral que diseñó la UCR para entregarle en mano a Milei no solo disgustó a los jefes de la CGT, sino que encendió las alertas en el tablero de Hacemos Coalición Federal, que lidera Miguel Ángel Pichetto. Se trata de otro aliado clave para el Gobierno. Tanto Pichetto como Emilio Monzó y Nicolás Massot creen que, por la profundidad de la crisis y la necesidad de colaborar con un eventual reactivación, es primordial avanzar ahora con los cambios asequibles dentro de la legislación laboral. Consideran que el artículo que avanza sobre los recursos sindicales podría tratarse más adelante.
Es curioso: Lousteau, jefe de la UCR y uno de los abanderados de la resistencia a Milei en la oposición, tiene una posición similar a Pichetto o Monzó. De hecho, su proyecto de reforma laboral no contemplaba cambios en las cuotas solidarias.


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